¿cuáles son las formas de locomoción?


Tipos de locomoción en el ser humano

La locomoción animal, en etología, es cualquiera de los diversos métodos que utilizan los animales para desplazarse de un lugar a otro[1]. Algunos modos de locomoción son (inicialmente) autopropulsados, por ejemplo, correr, nadar, saltar, volar, saltar, elevarse y planear. También hay muchas especies de animales que dependen de su entorno para transportarse, un tipo de movilidad llamado locomoción pasiva, por ejemplo, navegar (algunas medusas), hacer papiroflexia (arañas), rodar (algunos escarabajos y arañas) o montar en otros animales (foresis).

Los animales se mueven por diversas razones, como encontrar comida, una pareja, un microhábitat adecuado o escapar de los depredadores. Para muchos animales, la capacidad de moverse es esencial para la supervivencia y, como resultado, la selección natural ha dado forma a los métodos y mecanismos de locomoción utilizados por los organismos que se mueven. Por ejemplo, los animales migratorios que recorren grandes distancias (como el charrán ártico) suelen tener un mecanismo de locomoción que cuesta muy poca energía por unidad de distancia, mientras que los animales no migratorios que deben desplazarse con frecuencia rápidamente para escapar de los depredadores suelen tener una locomoción energéticamente costosa, pero muy rápida.

Tipos de locomoción en los mamíferos

La locomoción terrestre ha evolucionado a medida que los animales se han ido adaptando del medio acuático al terrestre. La locomoción en tierra plantea problemas diferentes a la del agua, ya que la reducción de la fricción es sustituida por el aumento de los efectos de la gravedad.

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Algunos terrenos y superficies terrestres permiten o exigen estilos de locomoción alternativos. El componente de deslizamiento de la locomoción es posible en superficies resbaladizas (como el hielo y la nieve), donde la localización se ve favorecida por la energía potencial, o en superficies sueltas (como la arena o el pedregal), donde la fricción es baja pero la adquisición (tracción) es difícil. Los seres humanos, sobre todo, se han adaptado a deslizarse sobre el manto de nieve terrestre y el hielo terrestre mediante patines de hielo, esquís de nieve y toboganes.

Los animales acuáticos adaptados a los climas polares, como las focas de hielo y los pingüinos, también aprovechan el carácter resbaladizo del hielo y la nieve como parte de su repertorio de locomoción. Se sabe que los castores aprovechan una mancha de barro conocida como “deslizamiento del castor” en una distancia corta cuando pasan de la tierra a un lago o estanque. La locomoción humana en el barro mejora con el uso de tacos. Algunas serpientes utilizan un método inusual de movimiento conocido como “sidewinding” en la arena o en la tierra suelta. Los animales atrapados en los flujos de lodo terrestres están sujetos a la locomoción involuntaria; esto puede ser beneficioso para la distribución de las especies con un rango de locomoción limitado por su propia fuerza. En la tierra hay menos oportunidades de locomoción pasiva que en el mar o el aire, aunque el parasitismo (hitchhiking) está disponible para este fin, como en todos los demás hábitats.

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Locomoción animal

La locomoción animal, en etología, es cualquiera de los diversos métodos que utilizan los animales para desplazarse de un lugar a otro[1]. Algunos modos de locomoción son (inicialmente) autopropulsados, por ejemplo, correr, nadar, saltar, volar, saltar, remontar y planear. También hay muchas especies de animales que dependen de su entorno para transportarse, un tipo de movilidad llamado locomoción pasiva, por ejemplo, navegar (algunas medusas), hacer papiroflexia (arañas), rodar (algunos escarabajos y arañas) o montar en otros animales (foresis).

Los animales se mueven por diversas razones, como encontrar comida, una pareja, un microhábitat adecuado o escapar de los depredadores. Para muchos animales, la capacidad de moverse es esencial para la supervivencia y, como resultado, la selección natural ha dado forma a los métodos y mecanismos de locomoción utilizados por los organismos que se mueven. Por ejemplo, los animales migratorios que recorren grandes distancias (como el charrán ártico) suelen tener un mecanismo de locomoción que cuesta muy poca energía por unidad de distancia, mientras que los animales no migratorios que deben desplazarse con frecuencia rápidamente para escapar de los depredadores suelen tener una locomoción energéticamente costosa, pero muy rápida.

Tipos de locomoción en los robots

Los sistemas muscular y óseo proporcionan soporte al cuerpo y permiten el movimiento. Los huesos del esqueleto protegen los órganos internos del cuerpo y soportan su peso. Los músculos del sistema muscular se contraen y tiran de los huesos, lo que permite movimientos tan diversos como estar de pie, caminar, correr o agarrar objetos. Nos centraremos en la conexión entre el esqueleto humano y el sistema muscular para ilustrar cómo estos dos sistemas de órganos se coordinan para generar locomoción.

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El esqueleto humano es un endoesqueleto que consta de 206 huesos en el adulto. El endoesqueleto se desarrolla dentro del cuerpo y no fuera como el exoesqueleto de los insectos. El esqueleto tiene cinco funciones principales: proporcionar soporte al cuerpo, almacenar minerales y lípidos, producir células sanguíneas, proteger los órganos internos y permitir el movimiento. El sistema esquelético de los vertebrados se divide en el esqueleto axial (formado por el cráneo, la columna vertebral y la caja torácica) y el esqueleto apendicular (formado por los huesos de las extremidades, la cintura pectoral o escapular y la cintura pélvica).